miércoles, 15 de agosto de 2007

La Adoracion como arma para derrumbar a Satanas-Por Mary Saenz.

Bendecidos!
Mary es una de mas fieles amigas y tiene un tremendo llamado pastoral en el area de la adoracion. Ella escribio esto y me dejo patas arriba, como decimos los boricuas, de lo bueno que esta. Aqui les viene y bendecidos:
____________________________________________________________________
QUBRANDO MI ALABASTRO I
TEXTO : Lucas 7 : 36 en adelanteMuchas veces me he preguntado si mi adoración producirá algún efecto en mi vida, las situaciones que vivimos, los problemas que enfrentamos nos hacen perder la perspectiva de lo que estamos ofreciéndole a Dios. Pensamos que por tal o cual situación de nuestra vida, la adoración a Dios es un asunto que podemos postergar o relegarla a los 15 minutos de las canciones de "adoración". Cuando entendemos que la verdadera adoración cristiana no comienza con la necesidad del hombre, sino con la realidad de que Dios merece adoración, entramos a un plano diferente de comunión con Dios: a la plena dependencia de Dios.Vemos en el ejemplo de esta mujer, una mujer pública, rechazada por la sociedad, como le entrego a Jesucristo una verdadera adoración.Nos preguntamos entonces ¿Mi adoración es verdadera?, ¿Mis motivos para adorar son los que corresponden? ¿Le adoro en todo tiempo y en espíritu y verdad?I. LA VERDADADERA ADORACIÓN NACE DE ...a. Un corazón dispuesto a ser quebrado :
Esta mujer, no solo lloraba delante de Dios, esta mujer quebrantó su corazón de tal manera que produjo un cambio total en su vida, es decir, estar dispuestos a ser moldeados por Dios, a dejar que Dios deshaga nuestro corazón en busca de tener un corazón nuevo, conforme al corazón de Dios.
b. Un corazón humilde:
Que hizo Maria? Se postró delante de Jesús y besaba sus pies. No pretendió siquiera un lugar al costado de Jesús, solo porque traía un perfume costoso para ofrecérselo. Necesitamos tener un corazón humilde, un corazón sumiso, un corazón manso. No podemos acercarnos a Dios creyéndonos “la última coca cola del desierto”, No podemos pretender entregarle una verdadera adoración basándonos en nuestros dones o talentos. Necesitamos reconocer nuestra necesidad de humillarnos delante de Dios, recordemos que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes (Santiago 4.6).
c. Un corazón arrepentido:
Como podremos acercarnos a Dios si no renunciamos a nuestros pecados? Esta mujer lloró por sus pecados, por su condición de miseria espiritual. El arrepentimiento que viene de parte de Dios como consecuencia de una verdadera adoración produce cambios, produce perdón.II. LA VERDADERA ADORACIÓN ROMPE LOS PREJUICIOS
a. El sentimiento de culpaEs mas que usual que los cristianos pongan como excusa para no adorar a Dios que “no son están en la condición adecuada para hacerlo” , que no son suficientemente “santos”, etc. Esta mujer era ramera, una mujer pecadora, que entendió que la adoración nace de un corazón dispuesto a reconocer su condición de pecado. No solo cantar, no solo levantar las manos, no importa que estemos haciendo, la verdadera adoración rompe con el sentimiento de culpa que levanta una barrera entre nosotros y Dios.
b. El “que dirán”
Los prejuicios sociales con los cuales nos formaron son un impedimento muy fuerte que impide que el creyente le ofrezca una verdadera adoración a Dios. Es más, incluso ciertas tradiciones y enseñanzas dentro de la Iglesia limitan nuestro concepto de la adoración. El hecho de arrodillarse ante alguien se ve como un sinónimo de debilidad ante la sociedad. Pero esta mujer, sin importarle nada, se arrojó a los pies de Jesús y los baño con sus lágrimas y los secó con sus cabellos, no pensó en lo que dirían los discípulos, ni del dueño de casa, ni de Jesús mismo, simplemente se postró ante El y lo adoró. La verdadera adoración, rompe con los prejuicios que se levantan en nuestra mente y nos conduce a la presencia misma de Dios.III. LA VERDADERA ADORACIÓN TE CONFRONTA CON TU REALIDAD ESPIRITUALa. Enfrentando nuestra condición de pecado:
La verdadera adoración nos confronta con nuestra realidad : Que Dios es santo y nosotros pecadores. Cuando una persona reconoce la grandeza de Dios se da cuenta de su pequeñez.b. Necesidad de ser perdonados:Al estar en la presencia de Dios reconocemos nuestra necesidad de ser perdonados, de que necesitamos confesar aún los pecados que no cometimos pues una verdadera adoración nos conduce a los pies del Señor.c. Necesidad de ser justificados:Y estando allí, a los pies del Señor nos damos cuenta que necesitamos de El y que necesitamos estar justificados para adorarlo en Espíritu y en Verdad.IV. LA VERDADERA ADORACIÓN TRAE CONSIGO:
a. Comunión con Dios:Si hacemos de la adoración parte de nuestra vida diaria, la presencia de Dios va a estar realmente presente en todo momento, en todo lo que hacemos y no lo limitaríamos a una simple experiencia “dominical”. La experiencia de adorar a Dios debe despertar en nosotros la consagración de nuestras vidas a su servicio.
b. Paz en medio de las tormentas:Al estar en comunión con Dios, nuestra total dependencia y confianza en que Dios tiene el control de todo, de que todo esta en sus manos traerá esa paz de la que hablan las escrituras “Paz que sobre pasa todo entendimiento” porque la Paz es Jesucristo mismo.
c. Bendición Queremos ser bendecidos? La Biblia nos dice “Buscad Primeramente el reino de Dios y su justicia y TODO lo demás será añadido”, no podemos pretender tener la añadidura si no buscamos al dueño del Reino. Esta mujer no busco ser justificada, no buscó ser salvada, ella fue adoró a Dios y todo lo demás le vino después.CONCLUSIÓNFinalmente, llegamos a la conclusión que la adoración a Dios debe ser integral. La fragancia de la adoración a Dios es lo mejor que podemos ofrecerle, esta mujer no escatimo nada, ni su dinero ni su ser, se lo entregó todo a Dios, así mismo, debemos ofrecerle a Dios una adoración nacida de un corazón dispuesto, de un corazón humilde, de un corazón arrepentido, debemos romper el alabastro, que es nuestro corazón y rendirlo gota a gota a los pies de nuestro Señor Jesucristo.
Con tantito k-riño, La Rorra